Estoy haciendo retratos en cada uno de los lugares que tengo la fortuna de visitar. A veces son personas que encuentro en la calle, otras veces son mis anfitriones. En ocasiones son personas tan interesantes que pienso que hacerles una fotografía era algo inevitable que sucedería en cualquier momento de nuestras vidas. Cuando tengo la suerte de intercambiar algunas palabras con ellos me quedo con sus nombres, otras veces los encuentros son tan fugaces que duran la velocidad de un disparo.
Fotografías y relatos: Nelson González Arancibia
Raulina, Tocaña
Tocaña, Los Yungas, Bolivia / Cuando busqué transporte para ir a la comunidad de Tocaña, en los Yungas de Bolivia, la gente me dijo “no va a encontrar a nadie allá porque todos trabajan en el campo”. Y literalmente así fue. Llegué temprano por la tarde a un pueblo fantasma donde todo era silencio.
Luego de caminar un poco me alegró encontrar a Raulina sentada afuera de su casa en lo alto de una pequeña colina. La primera persona que veía en el pueblo. Ella me contó que pasaba solita todo el día hasta que regresaba su esposo de trabajar en el campo. Ella tiene 75 años y desde los 18 vive en Tocaña.
Le expliqué la belleza de la luz que entraba por la puerta de su casa y de lo feliz que estaría de poder fotografiarla. A pesar de que accedió a un retrato no sonrió en ningún momento, tal vez producto de mi inesperada visita. Junto a su casa Raulina tiene una pequeña tienda donde compré unas galletas que se transformaron en mi almuerzo de aquel día.
Miroslav, Praga
Praga, República Checa / Es casi mediodía en Praga y en medio de la concurrida calle Mostecka, algo llama mi atención. Es Miroslav que trabaja representando a un bufón que inspira a las parejas ofreciéndoles un marco con forma de corazón a cambio de una fotografía. Me quedo observando un momento y trato de no molestar, Miroslav habla por teléfono mientras se fuma un cigarrillo. Es su descanso y es sagrado.
– ¿Puedo tomarte una foto?
– Claro, no tengo problemas con las fotos.
– ¿Cómo ha estado tu día hoy Miroslav?
– No muy bueno, ha estado bastante flojo.
– ¿Te quedarás todo el día a trabajar aquí?
– No, hoy no vendré a trabajar por la tarde, está de cumpleaños mi madre y quiero estar con ella. Le hice algunas fotos y en segundos se marchó.
Carmen, Salamanca
Salamanca, España / Mi encuentro con Carmen no pudo ser más casual. En una parada de autobús, recién llegado a Salamanca le pregunté algo así como ¿sabes qué bus me sirve para llegar al centro?. En realidad le pude haber preguntado a cualquier otra persona pero sólo ella estaba en ese lugar y supongo que eso es parte del destino. Hablamos un par de cosas arriba del bus y casualidad, nos bajamos en la misma parada, frente a la oficina de correos. Carmen es licenciada en historia y después de todas esas señales era imposible no salir a conocer la ciudad acompañado de alguien que sabe del tema.
Artyom, San Petersburgo
San Petersburgo, Rusia / En Rusia es habitual que los huéspedes de las hostales sean trabajadores o estudiantes que permanecen toda la temporada en las grandes ciudades, por lo tanto cuando te encuentras con un viajero moviéndose de un lado a otro, lo más probable es que te conectes inmediatamente y coincidan en temas comunes.
Artyom o Tommy para los amigos, es un audiovisualista que conocí en San Petersburgo, en la misma hostal que me inspiró a escribir un relato anterior sobre sus huéspedes. Compartimos el mismo cuarto de muros blancos y camarotes de madera con aquella mujer ucraniana que hablaba todo el tiempo y varios otros personajes que fueron rotando. Charlamos sobre proyectos, tecnología, viajes y todos esos temas que aparecen en las áreas comunes de las hostales, cuando la gente hace su vida rutinaria y después de un par de días varios rostros te resultan familiares y los saludas al desayuno.
Una mañana le propuse hacer algunas fotos para mi proyecto «Retratos del mundo». El sol del otoño apareció tibiamente por sólo unos minutos y había que aprovecharlo.
Tajine, Essaouira
Essaouira, Marruecos / Una mañana caminando por Essaouira me llamó la atención a la entrada de un restaurante la comida que hervía en la calle a la vista de la gente. Le pregunté a esta mujer si podía fotografiar el Tajine que preparaba. El Tajine es un hermoso utensilio de barro cocido típico de la zona del Magreb al norte de Africa donde se preparan platos que llevan el mismo nombre. Ella me dijo sonriente que no había problema, «puedes fotografiar la comida y el restaurante si quieres». ¿Y podría hacer un retrato suyo también? le pregunté aún sin tomar mi cámara. «¿Para qué quieres tomarme una foto?, es más interesante el lugar y la decoración» me respondió. «Soy fotógrafo, me interesa retratar a las personas de los lugares que visito, pero antes prefiero preguntar». Después de pensarlo un momento ella accedió y se mostró muy natural frente a la cámara lo cual agradecí. Cruzamos a una tienda de instrumentos musicales donde una persona amiga suya anotó mi teléfono para enviarle la foto más tarde pero nunca me contactó. Cuando hago una fotografía no puedo saber si algún día necesitaré publicarla y obviamente conocer el nombre de la persona crea una mayor cercanía. Tan valiosa como las fotografías que guardo en mi cámara es la pequeña libreta donde anoto cosas que deseo recordar, como el nombre de las personas por ejemplo.
Rod Stuart, Belo Horizonte
Belo Horizonte, Brasil / A Rod me lo encontré encaramado sobre una escalera acomodando embutidos en el Mercado Central de Belo Horizonte, en el estado de Minas Gerais. Cuando se dio cuenta que lo estaba fotografiando bajó intrigado a interrogarme.
– ¿Eres americano?, me preguntó
– No para nada, soy chileno
– ¿En Chile hablan español?
– Claro, algunas palabras suenan parecidas al portugués, por eso podemos entendernos.
Nacido en Belo Horizonte, hace dos años que trabaja en un local de embutidos y quesos que abundan en Minas Gerais, el mayor productor de leche de todo Brasil.
– ¿Quieres probar el queso canastra?, me ofreció muy amablemente.
– Por supuesto, me encantaría.
Cuando le pregunté su nombre me llevé una gran sorpresa. Como no le entendí al primer intento le pedí que lo escribiera en un papel. Entonces dibujé una gran sonrisa cuando me mostró su identificación. ¿En serio ese es tu nombre?
– Claro, me llamo Rod Stuart Henrique Lima.
Me dio a probar un trozo de queso, nos despedimos y seguí mi camino.
Sólo me queda especular sobre las razones que los padres de Rod tuvieron para inscribir a su hijo con ese nombre. Seguramente fueron grandes admiradores del cantante británico famoso en los 70 y 80, pero sin saber que tal vez una de sus canciones más escuchadas les recordaba, de manera inconsciente, a Brasil. El británico Rod Steward, en noviembre de 1978, lanzó la canción «Da ya think I’m sexy?, como el primer sencillo de su disco «Blondes have more fun». El tema se convirtió en un éxito, incluso le permitió figurar como una de las 500 mejores canciones de todos los tiempos según la revista Rolling Stone. Lo interesante de esto, es que el cantante brasileño Jorge Ben demandó a Steward por plagio, porque los coros de «Da ya think I’m sexy? de 1978 fueron copiados de su canción «Taj Mahal» de 1972. ¿Habrá tenido algo que ver esta canción en la elección del nombre de mi amigo de los quesos de Belo Horizonte?. Escuchen ambas versiones y de paso pregúntenle a sus padres por el origen de sus propios nombres, tal vez también hayan sido inspirados en algún famoso de moda, sin saberlo.
Marina, Moscú
Moscú, Rusia / Para mi siempre ha sido un desafío fotografiar de noche, mucho más cuando está lloviendo y las condiciones climáticas no son las mejores. Es esencial conseguir una iluminación natural, sobre todo para hacer retratos y eso no es algo fácil. A Marina parecía no importarle demasiado el frío de Moscú. Le pedí se quitara el abrigo por algunos minutos para hacer fotos y debo admitir me sorprendió su respuesta. «No siento mucho frío, recuerda que soy rusa» me dijo cuando se detuvo la lluvia y saqué mi cámara.
Bogdan, Cracovia
Cracovia, Polonia / A Bogdan lo vi venir a la distancia en medio de la gente. Con sólo una señal él entendió inmediatamente que quería fotografiarlo. No hablamos ninguna palabra en el mismo idioma, pero me mostró un libro que traía bajo el brazo y me señaló su título. ¿Tu eres el autor?, le pregunté sorprendido, pero me respondió negativamente con la cabeza, indicándome nuevamente el título del libro. La gente que pasaba a nuestro alrededor se quedaba mirando pensando ¿quién será ese hombre?, ¿será alguien famoso tal vez? Sobre el significado del libro nunca lo sabré, yo me quedo con el rostro amable de este hombre y los segundos que quiso compartir conmigo.