Eloi y Camile conforman Les Dandys, una compañía de teatro. Los conocí en Nantes, Francia haciendo Couchsurfing en casa de Melanie, mi anfitriona. Me contaron algunas de sus historias, como el haber trabajado en un circo en Rusia, algo que de sólo escuchar me dibujó una amplia sonrisa. Me hablaron de la gira, de la vida del circo, de lo increíble que es ir de un lugar a otro haciendo lo que amas.
La primera impresión de Eloi y Camile me la hice sin haberlos visto nunca antes en mi vida. El día que llegué a Nantes, mi anfitriona Melanie me ubicó en un cuarto bastante particular, con extraños vestidos de colores sobre un perchero, bufandas de plumas, ropa con lentejuelas y muchas fotografías por todas partes. Traté de no desordenar mucho y me instalé a escribir un poco en la única esquina vacía que tenía el escritorio junto a la puerta. Desde ahí podía mirar los afiches puestos en el muro y el techo, algo que para mi no pasó desapercibido.
Aquella sensación de llegar a un lugar habitado, lleno de místicas historias de vida escritas en un lugar muy diferente al mío me hacían pensar en lo lejos que estaba y en lo profundamente afortunado que me sentía. Había dormido en el cuarto de una pareja de actores que conocería al día siguiente de una manera tan espontánea como mi propio viaje.
Eloi y Camile estaban esos días trabajando fuera de Nantes. Me los encontré en la cocina de la casa mientras preparaba el desayuno. Ahí me contaron algunas de sus historias, como el haber trabajado en un circo en Rusia como Les Dandys, algo que de sólo escuchar me dibujó una amplia sonrisa. Me hablaron de la gira, de la vida del circo, de lo increíble que es ir de un lugar a otro haciendo lo que amas.
Por eso, más allá de compartir una casa por algunos días, entendí que estaba frente al tipo de personas que salí a buscar en este viaje, gente que sin hacer mucho esfuerzo ni presumir de sus logros me lograba inspirar.
Una tarde les propuse hacer una sesión de fotos como «Les Dandys» el nombre de su compañía y ambos estuvieron de acuerdo. El vestuario que eligieron corresponde a un espectáculo musical llamado «La ninfómana». Pese a no entender nada la letra de las canciones en francés, las pude imaginar con su divertida representación. Ellos se complementan en el espectáculo con naturalidad, son compañeros sobre el escenario y en la vida también, algo que no está escrito, pero que puedes leer entre líneas.
Fotografías ©Nelson González Arancibia
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