Un registro visual de un lugar tan fascinante como La Habana nos puede tomar mucho tiempo, no por las dificultades que encontremos, sino porque hay tanto por ver que nos cuesta decidir.
Fotos y texto @Nelson González Arancibia desde La Habana, Cuba
Ciudad de La Habana / Mi vuelo proviene desde Santiago de Chile, por lo tanto lo primero que me impacta es la temperatura ambiente y la humedad. Al salir del aeropuerto internacional José Martí distante 15 kilómetros del centro de la ciudad, me espera el auto de Juan, un taxista amigo que me viene a recoger. Su viejo auto Lada, el alicate que abre y cierra la ventanilla y la falta de aire acondicionado son sólo detalles.
Desde Chile hice el contacto para hospedarnos en casa de una familia cubana por 20 dólares el cuarto. Esta opción es bastante más económica que un hotel y te permite estar más cerca de la vida real de los cubanos.
Centro Habana es un lugar muy recomendable para comenzar una caminata, ya que a la altura del parque de los Mártires (Infanta con San Lázaro) suceden muchas cosas para fotografiar. Encontrarás vida comercial de barrio, almacenes que venden ron, frutas, verduras y pan, pequeñas tiendas (algunas improvisadas que atienden desde las ventanas de las casas), restaurantes y cafeterías donde la variedad de productos no es su principal virtud.
A unas pocas cuadras de Centro Habana se encuentra el Océano Atlántico y el emblemático Malecón, una costanera de varios kilómetros de extensión que une La Habana Vieja y la zona del Vedado.
El Malecón, donde la brisa del mar refresca al caer la tarde es un circuito obligado para los turistas. Si paseas con tu cámara fotográfica por este lugar, serás un blanco de los jineteros, personajes locales que buscan una propina fácil a cambio de «información turística» que nadie les pide.
Muchos ven en los turistas una mina de oro que reparte dinero por el sólo hecho de pagar un pasaje aéreo. Si tienes el caracter suficiente escucha la oferta que te harán y explica que no deseas compañía, pero que la agradeces. Esto deberás repetirlo varias veces al día en distintos lugares.
Seguridad
Algo que preocupa a cualquier fotógrafo es el tema de la seguridad y aunque podríamos suponer que es un riesgo viajar con equipos profesionales mi experiencia en la isla fue del todo cómoda. Si bien es cierto siempre debes estar atento a lo que sucede a tu alrededor ya que en un descuido puedes sufrir un hurto, Cuba en general me pareció un lugar seguro para el viajero. Puedes caminar tranquilo por las calles con tu cámara a la vista, incluso de noche y nada debería suceder, aunque siempre es mejor prevenir.
¿Dónde dormir?
Las casas particulares en La Habana son más baratas que los hoteles y puedes compartir con familias cubanas. Si te gusta regatear puedes conseguir una cama con un baño por 15CUC (dólares convertibles) o menos, dependiendo de la cantidad de días que quieras hospedarte. Yo me quedé en casa de Osmara y su familia en Centro Habana que me recibieron muy bien, gente muy amable y hospitalaria. Incluso volví a hospedarme con ellos cuando regresé a La Habana para tomar mi avión de regreso.
¿Dónde comer?
Esta pregunta la debe responder cada persona según su presupuesto. Si quieres ahorrar dinero busca cafeterías para cubanos, ya que podrás pagar en moneda local. La diferencia en el valor radica en la comodidad del recinto, ya que tal vez debas comer de pie junto al mostrador, pero el ahorro los vale.
La oferta gastronómica en La Habana no es muy variada, es mejor que no te hagas ilusiones. Las cafeterías para cubanos ofrecen en su mayoría carne de cerdo como menú principal, las ensaladas siempre son pequeñas y poco variadas. Casi todos los platos incluyen como agregado el arroz blanco, el arroz moro que lleva frijoles y la vianda, que es plátano frito.
¿Qué hacer?, ¿Qué ver?, ¿Dónde ir?
La Habana es un lugar muy interesante y de seguro vas a dejar los pies en la calle caminando. Como en la mayoría de las capitales del mundo, los lugares emblemáticos se encuentran en el centro donde conseguirás las obligadas «fotos turísticas» que todo el mundo espera que hagas. Pero esta ciudad va más allá.
Para quien la visita por primera vez, cada esquina, cada rincón tiene algo interesante que descubrir. Desde los sonidos que se desprenden de las casas, la música en las calles hasta el acento de las personas, su forma de vestir, los colores, los autos clásicos que aparecen por todas partes. Hay mucho que ver.
No obstante la existencia de infinidad de guías de viajes, que recomiendan visitar obligadamente cierto lugares, yo siempre dejo que mi experiencia se vaya dando de forma natural. Si tienes la oportunidad habla con gente local y deja que te cuenten su propia realidad, el tema político siempre está presente y encontrarás diferentes versiones para una misma historia. Siempre trato de escuchar y empatizar con cada persona que conozco. Respeto ante todo.
Fotografías ©Nelson González Arancibia
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