Si eres un viajero(a) que no suele complicarse la vida, la decisión del qué, el cómo y el cuándo comer se la puedes dejar al viaje, que él decida.
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Mucha gente imagina a los viajeros haciendo cosas extraordinarias, como pelear con anacondas, cruzar peligrosos puentes en medio de la selva o saltar desde una avioneta en paracaídas. Me encantaría contar historias parecidas, pero mis experiencias son bastante menos extremas y tal vez menos emocionantes.