Tocaña, Los Yungas, Bolivia / Cuando busqué transporte para ir a la comunidad de Tocaña, en los Yungas de Bolivia, la gente me dijo “no va a encontrar a nadie allá porque todos trabajan en el campo”. Y literalmente así fue. Llegué temprano por la tarde a un pueblo fantasma donde todo era silencio.
Luego de caminar un poco me alegró encontrar a Raulina sentada afuera de su casa en lo alto de una pequeña colina. La primera persona que veía en el pueblo. Ella me contó que pasaba solita todo el día hasta que regresaba su esposo de trabajar en el campo. Ella tiene 75 años y desde los 18 vive en Tocaña.
Le expliqué la belleza de la luz que entraba por la puerta de su casa y de lo feliz que estaría de poder fotografiarla. A pesar de que accedió a un retrato no sonrió en ningún momento, tal vez producto de mi inesperada visita. Junto a su casa Raulina tiene una pequeña tienda donde compré unas galletas que se transformaron en mi almuerzo de aquel día.
Fotografía y relato: Nelson González Arancibia